Salud en Casa.- Las enfermedades más comunes en los niños menores continúan siendo un desafío para el sistema de salud, principalmente las de tipo respiratorio y digestivo. Hasta octubre de este año, el Ministerio de Salud (Minsa) ha reportado un incremento de casos de asma y neumonía en menores de cinco años, esta última con un incremento de 10,2 % en comparación con el mismo periodo de tiempo en 2024; mientras que, hasta agosto, se registraron más de 200 mil episodios de enfermedades diarreicas agudas en el mismo grupo etario. Este panorama refuerza la importancia de fortalecer las medidas de prevención, el cuidado diario y el acceso a tratamientos adecuados para proteger la salud infantil.
De acuerdo con el Dr. Álvaro Altamirano, asesor médico de Laboratorios Elifarma, existen distintos factores que ocasionan problemas frecuentes de salud en los menores. “Los cambios de temperatura entre estaciones, la exposición a virus en el entorno escolar, e incluso la falta de acceso a servicios básicos comunes, son factores determinantes para la aparición de estos cuadros que perjudican el bienestar de los menores”, precisa.
Además, el especialista destaca que muchas de las enfermedades más frecuentes en la infancia tienen causas prevenibles, pero en ocasiones se agravan por la falta de atención temprana, afectando el bienestar, el crecimiento y la calidad de vida de los niños si no se tratan adecuadamente. “La clave está en la observación de los síntomas y en acudir al especialista ante cualquier signo de alarma. Usualmente, las señales de alerta son fiebre, fatiga y dolores musculares, que pueden indicar la presencia de una infección”, agrega.
Por ello, el Dr. Altamirano destaca las cuatro principales condiciones de salud más frecuentes en los niños, con el objetivo de que padres y cuidadores puedan identificar sus síntomas y acudir oportunamente al médico, garantizando así un tratamiento adecuado bajo la supervisión de un especialista:
Frente al incremento de estas enfermedades en la infancia, el Dr. Álvaro Altamirano enfatiza que la clave para proteger la salud de los menores está en la detección oportuna y el cuidado integral durante todo el proceso de recuperación.
“Un diagnóstico temprano y el acompañamiento médico adecuado pueden marcar la diferencia en la recuperación del menor. Es fundamental seguir las indicaciones médicas al pie de la letra, completar los tratamientos prescritos, mantener una buena hidratación, favorecer el descanso y garantizar una alimentación balanceada que fortalezca el sistema inmunológico. Además, es importante realizar controles posteriores para confirmar la recuperación y evitar recaídas”, finaliza el vocero.