La crisis del dengue en Perú: 52 muertes exponen la deuda humana con la Amazonía

La crisis del dengue en Perú: 52 muertes exponen la deuda humana con la Amazonía

14 Noviembre, 2025

El dengue es un recordatorio de que la salud pública es, ante todo, un tema de derechos humanos y equidad territorial.

 

 

Salud en Casa.- La Sociedad Peruana de Enfermedades Infecciosas y Tropicales (SPEIT) emite una alerta pública que trasciende lo sanitario para enfocarse en la justicia social. Aunque el Ministerio de Salud (MINSA) reporta una reducción del 86% en casos y del 79% en defunciones acumuladas por dengue en 2025 respecto al año anterior, las 52 muertes documentadas hasta la Semana Epidemiológica (SE) 43 no son fatalidades biológicas, sino la consecuencia directa del abandono estructural de las regiones más vulnerables del país.

 

 

El análisis de datos de la SE 43 demuestra que la crisis es un problema de olvido geográfico. El departamento de San Martín concentra casi la mitad de las defunciones nacionales, con 24 muertes, y lidera los casos acumulados con 1,080. Esta desproporción en la mortalidad en San Martín, Loreto y Amazonas demuestra que el vector del dengue (Aedes aegypti) se alimenta de la desigualdad, prosperando en comunidades sin acceso a agua segura y saneamiento.

 

 


 

 

El Dr. Alexis Holguín, Presidente de la Sociedad Peruana de Enfermedades Infecciosas y Tropicales (SPEIT) y especialista en enfermedades infecciosas y tropicales (Universidad Científica del Sur y Pontificia Universidad Católica de Chile), enfatiza la necesidad de un enfoque más allá del manejo clínico: "La vacunación es una herramienta adicional que busca disminuir los eventos severos y las hospitalizaciones".

 

Sin embargo, la prevención fundamental exige eliminar los criaderos, lo cual es imposible cuando las familias deben almacenar agua por la falla en el suministro básico. El problema del dengue es, por lo tanto, un problema de inversión en infraestructura social.

 

Esta alerta transgeneracional subraya la vulnerabilidad de la población. Aunque la estrategia de vacunación se aplica a niños y adolescentes de 10 a 16 años en provincias seleccionadas de departamentos como Loreto, Piura, Tumbes y Ucayali, el rezago en la cobertura es crítico. El éxito de Coronel Portillo (Ucayali), que alcanzó el 100 % de su meta de vacunación, contrasta con provincias que se estancan en el 64.36% y 66.37%.

 

Este contraste es una evidencia de la gestión desigual en la ejecución de la política de salud, afectando la protección de los más jóvenes. La SPEIT, cuyo presidente ha participado en seminarios sobre coberturas e innovación de vacunas, demanda una respuesta política que aborde la raíz del problema.

 

 

El análisis de los datos revela que el dengue no es solo un fenómeno climático, sino un problema de justicia social. Las muertes y los casos se concentran de manera desproporcionada en regiones con limitado acceso a servicios básicos y saneamiento, cruzando la geografía con la exclusión social.

 

 


 

 

 

El Dr. Alexis Holguín, Médico especialista en enfermedades infecciosas y tropicales, y Presidente de la SPEIT, lo enfatiza: "Las muertes ocurren donde las poblaciones son más vulnerables. Debemos pasar de la cobertura sanitaria a la cobertura humana".

 

La prevención del dengue debe entenderse como un acto de protección transgeneracional y un ejercicio de responsabilidad colectiva. Los adultos mayores y los niños son los más afectados por la severidad del virus, lo que obliga a las familias a un compromiso de prevención que debe pasar de abuelos a nietos, educando a todos los miembros del hogar sobre la eliminación de criaderos de mosquitos.

 

Además, se debe reconocer y apoyar el rol esencial, y a menudo invisibilizado, que tienen las mujeres en los hogares, quienes frecuentemente asumen la principal carga del cuidado, la vigilancia y la prevención comunitaria.

 

La SPEIT insta a las autoridades nacionales y locales a una acción coordinada e intersectorial. El llamado se centra en tres pilares: 1) Priorizar la inversión no solo en medicamentos y vacunas, sino en saneamiento básico e infraestructura de agua en las regiones más golpeadas, como una medida estructural de prevención. 2) Desarrollar campañas de salud pública que sean focalizadas y sensibles, adaptadas a las realidades culturales, lingüísticas y geográficas de cada comunidad. 3) Reforzar la capacitación del personal sanitario para el diagnóstico temprano y manejo clínico oportuno del dengue grave, asegurando que ningún caso progrese innecesariamente a una fatalidad prevenible.