El verano es la temporada ideal para lucir una piel luminosa y saludable. La especialista explica cómo alcanzar el deseado “efecto glow” a través de cuidados, tratamientos y hábitos que potencian la belleza natural.
Salud en Casa.- Durante los meses de verano, la piel se convierte en el reflejo más visible de nuestra vitalidad. El anhelado “efecto glow”, ese brillo natural y saludable que parece iluminar el resto desde adentro, se ha convertido en una de las tendencias más buscadas en estética facial. Este efecto se logra a través de una piel cuidada, nutrida e hidratada.
La doctora Gilda Pérez, especialista del Centro de Medicina Estética de la Clínica Ricardo Palma, explica que el “efecto glow” se caracteriza por una piel luminosa, uniforme y con aspecto saludable. En medicina estética, este resultado se alcanza trabajando desde el interior, mejorando la calidad cutánea con procedimientos y productos que estimulan la regeneración y la hidratación profunda. La exfoliación y la hidratación son pilares esenciales: mientras la primera elimina células muertas y estimula la renovación epidérmica, la segunda repone el agua perdida y refuerza la barrera cutánea.
Para quienes buscan resultados visibles en pocos días, existen tratamientos rápidos que aportan brillo inmediato sin alterar la naturalidad como:
- El Hydrafacial o limpieza profunda con infusión de sueros combina exfoliación, extracción e hidratación en una sola sesión.
- La mesoterapia facial con ácido hialurónico no reticulado, vitaminas y antioxidantes mejora la textura y el brillo en apenas 48 a 72 horas.
- La biorevitalización con exosomas o polinucleótidos hidrata la piel de forma biológica y segura, conservando la expresión natural.
Por otro lado, si el objetivo es mantener ese resplandor por más tiempo, conviene estimular la producción natural de colágeno con tratamientos que actúan en capas más profundas como:
- El microneedling activa los fibroblastos y mejora la textura dérmica.
- La radiofrecuencia genera colágeno térmico y aumenta la firmeza.
- Bioestimuladores, como el ácido poliláctico o la hidroxiapatita cálcica, que refuerzan la densidad y la elasticidad de la piel de manera progresiva.
En casa, la clave está en mantener una rutina constante y suave. Se recomienda limpiar el rostro dos veces al día con productos sin sulfatos, aplicar un suero antioxidante con vitamina C por las mañanas y continuar con una crema o serum con ácido hialurónico. El fotoprotector es indispensable y debe reaplicarse cada tres horas. Por las noches, se pueden usar retinoides suaves o cremas hidratantes específicas según el tipo de piel.
Sin embargo, para conservar ese brillo saludable, hay ciertos errores que conviene evitar. Exfoliarse en exceso o mezclar ácidos sin la orientación de un profesional puede irritar la piel; no usar o reaplicar el protector solar es uno de los mayores enemigos del efecto glow; dormir poco, no hidratarse o abusar del maquillaje denso también opacan el rostro. Además, someterse a tratamientos agresivos sin tiempo suficiente de recuperación antes de exponerse al sol puede generar resultados contraproducentes.
Así, lograr un rostro fresco, radiante y luminoso todo el verano no es solo cuestión de estética, sino de bienestar integral. Cuidar la piel con constancia, elegir tratamientos adecuados y adoptar hábitos saludables son los verdaderos secretos detrás del tan deseado “efecto glow”.