Salud en Casa .- Lucir unas uñas bien cuidadas es parte esencial de la imagen personal, especialmente en contextos sociales y laborales. La manicura semipermanente —con sus distintas técnicas y acabados— ofrece un resultado duradero, brillante y resistente al desgaste. Sin embargo, no todas las opciones funcionan igual para todos los tipos de uñas, ni todos los servicios que se ofrecen en el mercado garantizan seguridad ni calidad profesional.
“Existen tres técnicas principales: el esmaltado tradicional, el esmaltado en gel y la nivelación con rubber gel. Cada una tiene características distintas y debe elegirse según el tipo de uña y el estilo de vida de la clienta”, explica Yurico Benites Delgado, docente del Programa de Manicure y Pedicure del Instituto Carrión.
El esmaltado en gel, por ejemplo, es ideal para quienes desean un acabado de alto brillo y duración prolongada, mientras que el rubber gel —una técnica más especializada— aporta mayor estructura y resistencia en uñas débiles o delgadas. Pero la elección debe hacerse con criterio técnico, evaluando el estado natural de la uña, su grosor y condiciones como la onicofagia (uñas mordidas) o la presencia de capas escamosas.
Una mala aplicación, advierte la especialista, puede causar problemas como el levantamiento prematuro del esmalte, manchas verdosas, “aros de fuego” o incluso desprendimientos que dañan la lámina ungueal. La clave está en respetar una correcta limpieza, una preparación adecuada de la superficie de la uña y el uso de productos de calidad.
“Es fundamental que la clienta conozca los pasos básicos de una aplicación profesional para poder exigirlos: higiene, preparación de la uña, uso de productos adecuados y cuidado de la bioseguridad”, añade la docente del Instituto Carrión.
Cuidados y señales de alerta
Una vez aplicada la manicura, se recomienda renovar o retirarla entre los 15 y 20 días posteriores. No seguir esta pauta puede generar estrés en la uña natural y aumentar el riesgo de quiebre.
Además, hay señales que indican cuándo una uña no está en condiciones de recibir este tipo de técnica, como delgadez extrema, color rojizo visible o superficie escamada. En esos casos, lo más recomendable es no aplicar esmaltes semipermanentes y priorizar tratamientos fortalecedores o hidratantes.
Entre los cuidados a seguir en casa se encuentran el uso de guantes para tareas domésticas, evitar raspar o jalar el esmalte y acudir a un profesional capacitado para el retiro del producto.
“Una buena manicura no empieza con el color que elijas, sino con una evaluación técnica y un trabajo limpio, preciso y personalizado”, concluye Yurico Benites.