Salud en Casa.- En los últimos años, ha cobrado fuerza una nueva corriente dentro de la medicina estética: la estética preventiva, también conocida como Proaging, un enfoque que promueve el bienestar, la salud y la belleza en todas las etapas de la vida. A diferencia de los tratamientos tradicionales que actúan cuando los signos del envejecimiento ya son visibles, esta disciplina propone intervenir de forma anticipada para preservar la vitalidad de la piel.
La doctora Etoile Silveira, especialista del Centro de Medicina Estética de la Clínica Ricardo Palma, explica que no existe una edad exacta para empezar, pero diversos estudios señalan que a partir de los 25 años el cuerpo humano comienza a perder cerca de 1% de colágeno cada año. Esto marca un punto de inflexión en la firmeza y elasticidad de la piel, por lo que iniciar cuidados preventivos entre los 25 y los 30 años puede ser una decisión estratégica para mantener la piel saludable, luminosa y joven por más tiempo.
Entre los tratamientos más recomendados se encuentran:
· Toxina botulínica. Ideal para prevenir arrugas causadas por gestos repetitivos. Se sugiere aplicarla dos veces al año.
· Biorevitalizadores. Complejos multivitamínicos que regeneran e iluminan la piel. Se recomiendan cada 6 a 8 meses.
· Ácido hialurónico. Ayuda a restaurar volumen y elasticidad. Su aplicación se sugiere cada 1 a 2 años.
· Láser. Mejora la textura cutánea y corrige hiperpigmentaciones. Se aplica, en general, una vez al año.
Más allá de los tratamientos, los beneficios del cuidado preventivo incluyen un menor riesgo de enfermedades cutáneas como el cáncer a la piel, tener una piel hidratada y protegida especialmente con el uso constante de bloqueador solar, contar con una textura y elasticidad mejorada y prevenir arrugas profundas.
Sin embargo, también existen errores frecuentes que pueden afectar negativamente los resultados al minimizar la prevención y esperar a que los signos del envejecimiento se acentúen, no consultar con profesionales capacitados que evalúen el tipo de piel y necesidades específicas y usar protector solar de forma incorrecta o no reponerlo cada 4 horas.
Aparte de ello, los hábitos saludables también desempeñan un rol fundamental: una dieta balanceada, el uso de vitaminas (orales o endovenosas bajo supervisión médica), productos adecuados de skincare y el manejo del estrés contribuyen significativamente a la salud cutánea.
Finalmente, la doctora Silveira destaca que, para iniciar un tratamiento de estética preventiva, es fundamental acudir a centros médicos certificados, con profesionales especializados que diseñen un plan personalizado. Evitar lugares informales o no autorizados es clave para obtener resultados seguros y cuidar la salud de la piel.