Salud en Casa.- Los cánceres de cabeza y cuello (CCC) conforman un grupo de neoplasias cuya incidencia va en aumento y que, en la mayoría de casos, se detecta en fases tardías. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estas enfermedades ocupan el séptimo lugar en prevalencia a nivel global, con más de 650 mil nuevos casos cada año y más de 330 mil muertes.
Uno de los principales desafíos frente a estos tipos de cáncer es la detección precoz. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) señala que sus síntomas iniciales suelen confundirse con afecciones respiratorias comunes, molestias dentales o problemas digestivos leves. Sin embargo, si se diagnostican a tiempo, tienen una tasa de curación cercana al 80%.
“Ronquera persistente, cambios en la voz, dolor al tragar, manchas blancas o rojas en la boca, heridas que no cicatrizan, bultos en el cuello o congestión nasal prolongada son signos de alerta que no deben pasarse por alto”, advierte el Dr. Yan Carlos Vargas, radio oncólogo y director de Oncodrip.
Los cánceres de cabeza y cuello incluyen neoplasias que afectan la laringe, faringe, cavidad oral, labios, nariz y glándulas salivales. Se presentan con mayor frecuencia en hombres, especialmente en quienes fuman, consumen alcohol en exceso o tienen antecedentes de infección por el virus del papiloma humano (VPH), un factor de riesgo creciente en adultos menores de 50 años.
Diagnóstico y tratamiento oportuno:
El proceso de diagnóstico incluye un examen físico completo, evaluación clínica de antecedentes y, en caso de lesiones sospechosas, estudios complementarios como nasofibroscopía, tomografía, resonancia magnética o biopsia. Esta última es indispensable para confirmar la presencia de células malignas.
Detectar el cáncer en etapas tempranas no solo mejora el pronóstico, también permite aplicar tratamientos menos invasivos. En fases iniciales puede optarse por procedimientos localizados y radioterapia; mientras que los casos avanzados requieren tratamientos combinados como cirugía, quimioterapia, inmunoterapia o terapia dirigida.
Claves para la prevención:
El Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU. recomienda las siguientes acciones para reducir el riesgo de CCC:
• Evitar el consumo de tabaco y reducir la ingesta de alcohol. Ambos factores aumentan el riesgo de cáncer en boca, faringe y laringe.
• Vacunarse contra el VPH. Este virus está relacionado con el 75% de los casos de CCC, especialmente los que comprometen amígdalas y lengua.
• Mantener una adecuada higiene oral. Cepillarse después de cada comida, usar hilo dental y acudir al dentista periódicamente permite detectar alteraciones a tiempo.
• Seguir una dieta balanceada rica en frutas, verduras y baja en grasas procesadas.
• Realizar actividad física con regularidad.
• Usar protección si se trabaja con sustancias químicas como vapores de pintura, solventes, textiles o polvo de madera.
Aunque en sus primeras etapas los cánceres de cabeza y cuello pueden parecer silenciosos, sí emiten señales. Si experimenta molestias que persisten por más de 15 días, consulte con un especialista. La detección temprana puede hacer la diferencia.