 
          
          Salud en Casa.-El cáncer de hígado es una de las principales causas de muerte por cáncer en el mundo. Según el Instituto Nacional del Cáncer (NIH), este tipo de neoplasia ocupa el cuarto lugar en mortalidad global y su impacto es particularmente fuerte en América Latina, donde las condiciones socioeconómicas y el acceso limitado a programas de prevención elevan las cifras. En el Perú, del 70% al 90% de todos los cánceres de hígado son de tipo Hepatocarcinoma (HCC), un tipo agresivo de cáncer que suele desarrollarse sobre hígados previamente dañados. Sin embargo, menos del 30% se detectan en fases tempranas, lo que reduce drásticamente las posibilidades de supervivencia.
La mayoría de enfermedades hepáticas no presentan síntomas en sus primeras etapas, lo que convierte al cáncer de hígado en un enemigo silencioso. Muchas veces, los pacientes llegan a la consulta médica en la fase avanzada de la enfermedad y las opciones de tratamiento son más limitadas. Esta situación evidencia la necesidad de fortalecer la prevención y de acercar la detección temprana a las personas con mayor riesgo.
En ese sentido, el Dr. Javier Díaz, médico hepatólogo del Hospital Rebagliati, resalta que el seguimiento médico puede salvar vidas: “una ecografía bien realizada por un especialista, cada seis meses en personas con factores de riesgo, podría cambiar el pronóstico de miles de pacientes y permitir la detección de lesiones antes de que aparezcan signos clínicos.”.
Al respecto, el Dr. Díaz, señala que los factores más frecuentes que elevan la probabilidad de desarrollar cáncer de hígado por hepatocarcinoma, incluyen:
Hepatitis B y C crónicas: estas infecciones son responsables de gran parte de los casos de cáncer de hígado en el mundo. Al inflamar de manera constante el órgano, generan cicatrices que con el tiempo se convierten en un terreno fértil para la aparición de tumores.
Hígado graso no alcohólico: cada vez más frecuente debido al sobrepeso, la obesidad y el sedentarismo. Esta condición, silenciosa al inicio, puede progresar hasta cirrosis y cáncer sin que la persona lo note.
Consumo excesivo de alcohol: el abuso prolongado provoca daño irreversible en el hígado, como la cirrosis, que suele ser la antesala del cáncer hepático.
Obesidad y síndrome metabólico: además de favorecer el hígado graso, estas condiciones alteran el metabolismo y mantienen al hígado en un estado de inflamación constante, aumentando el riesgo de desarrollar HCC.
En el marco del Día Mundial del Cáncer de Hígado, es importante resaltar que los avances médicos han abierto nuevas posibilidades de tratamientos adecuados a cada estado del paciente, con gran potencial curativo y capacidad de prolongar la vida, incluso en fases avanzadas. Además, el especialista enfatiza que el cáncer de hígado suele avanzar de manera silenciosa, pero puede ser curable si se detecta a tiempo. “La clave está en no ignorar los factores de riesgo y acudir a chequeos periódicos. Solo con detección temprana y un abordaje multidisciplinario con hepatólogos, oncólogos, radiólogos y cirujanos trabajando en conjunto, podremos cambiar la historia de esta enfermedad”, finalizó.